“El diablo está en los detalles” dice un dicho y también el éxito o el fracaso.
Entendemos la franquicia como el mejor sistema de expansión de negocios y con mayor versatilidad para “surfear” las situaciones coyunturales de los distintos mercados, como la retracción de consumo actual del nuestro.
Pero son los detalles los que determinarán su resultado potenciando, condicionado, posibilitando o impidiendo una expansión exitosa.
Dentro de la diversidad de formatos posibles de franquicias, la elección del más apropiado y el mejor modo para llegar a él dependerán de la experiencia profesional y creatividad del desarrollador y no tiene más límite que la resistencia a la innovación, tan poco recomendable en el mundo de los negocios donde los mejores están del otro lado del miedo.
La autonomía de la libertad es el principio rector de los contratos y las partes cuentan con total libertad para celebrarlos y determinar su contenido generando formatos que van imponiéndose para más tarde recibir su regulación legal, como sucedió con el contrato de Franquicia.
El franchising nos plantea situaciones desafiantes que nos llevan a explorar conceptos y producir soluciones originales y valiosas siendo la tarea de los abogados darle el diseño legal que los viabilice sin infringir los límites legales.
Asimismo el formato deberá contar con la versatilidad que permita aplicar la reingeniería adecuada al momento de que se trate, lugar de implantación y/o perfil franquiciado.
Lo dicho aplica no sólo para quienes quieren desarrollar su propia franquicia – Franquiciantes - sino también para quienes quieran comercializarla o convertirse en Franquiciados que deberían requerir la participación de profesionales - consultores de franquicias - en tales procesos.
En cuanto al rubro a elegir: entre la diversidad existente sugerimos considerar su demanda en el mercado, complejidad, la afinidad con el mismo, experiencia o habilidades de aprendizaje, posibilidades económicas y expectativas.
En cuanto a la dedicación requerida: Tener en cuenta que las franquicias de bajo costo desarrollan un formato de autoempleo que reducen o evitan costos laborales y requieren un Franquiciado activo que gerencie y opere su punto de venta con dedicación full time al menos en la primera etapa. Mientras que la figura del inversor que ingresa al sistema como Franquiciado pasivo requiere inversiones mayores.
Gabriela Sapio
Titular de GS Marcas y Franquicias
Consultora avalada por la AAMF
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Fuente: www.gaf-franquicias.com
8 de Febrero de 2019